domingo, 10 de abril de 2011

Enrique Browne.Edificio Consorcio

ya casi 20 años del inicio de su construcción, este edificio sigue imponiéndose en la calle El Bosque y compitiendo de igual a igual con las modernas construcciones que se han levantado, diferenciándose por su manto verde. Quienes viven en Santiago y frecuentan la Avenida El Bosque, en Las Condes, acostumbran a ver edificaciones en altura, en su mayoría de vidrio, que reflejan el ambiente citadino y compiten por adueñarse de la vista panorámica. Sin embargo, hay uno que se distingue por sobre los otros y no es precisamente por su altura, si no que por su piel, el manto de vegetación que lo cubre y que lo hace ser una de las construcciones ecológicas de la capital, el Edificio Consorcio. Según un estudio preliminar, sus paredes exteriores cubiertas de plantas le permiten ahorrar un 40 % de energía con respecto a edificios de tamaño y características similares. Las fachadas fueron desarrolladas para reducir la molesta radiación de la orientación hacia el poniente durante los meses de verano. Para esto, se trabajó con medios técnicos y naturales, generando una doble fachada: una interior con termopaneles y otra exterior de vegetación para la absorción solar. El Edificio Consorcio se encuentra en un terreno delimitado por Avenida El Bosque, calle de mayor flujo, y dos calles pequeñas. Hacia el sur existe un límite virtual con la Avenida Tobalaba la que cruza en diagonal el área junto con el Canal San Carlos. La obra se llevó a cabo entre 1990 y 1993 por los arquitectos Enrique Browne y Borja Huidobro, tiene 26.751 mt2, considerando sus subterráneos, alcanza 16 pisos y tiene 74 mts. de largo, ocupando media manzana sobre la Avda. El Bosque Sur. Debe perdurar en el tiempo La vegetación del edificio, que va cambiando de color con el paso de las estaciones del año, hace que esta obra perdure en el tiempo. Cuando mejor se ve un edificio es cuando está recién terminado, puesto que con los años su aspecto tiende a decaer, se ensucia y deterioran los materiales, junto con otros problemas, pero con la naturaleza sucede al revés. A medida que pasa el tiempo, más frondoso se ve, en verano se torna verde y en invierno colores cafés que armonizan con el ambiente. Según su arquitecto, Enrique Browne, los requisitos eran pocos y muy claros. El edificio debía tener unos 19.000 mt2 sobre el suelo y las plantas libres unos 1.200 m2 cada una, subdivisibles al menos por dos. Los tres primeros pisos serían para la empresa, con entrada propia, y los pisos superiores quedarían para arriendo, venta o futura expansión de la compañía. Otra sugerencia era la utilización de una capa con termopaneles de cristal y paneles de ACM. Pero uno de los requisitos más importantes y que caracteriza a este edificio es que la imagen debía perdurar en el tiempo, es decir, no pasar de moda. Capeando el calor Uno de los problemas que tuvo este edificio fue que su fachada más larga con dirección al poniente sufriría de sobrecalentamiento en verano, por lo que debía pensarse en un método que impidiera el paso del calor y se pudiera ahorrar en aire acondicionado. Este problema también lo tenía el lado norte, aunque en menor medida. Para esto, en el antejardín se instaló un espejo de agua de 48 mts. de largo y 420 mt2, con surtidores, el que evita el rebote del calor y produce evaporación, reduciendo la temperatura. También se plantaron árboles para refrescar las veredas y sombrear al menos hasta el 3° nivel. Los dos pisos más altos del edificio fueron protegidos del sol por una capa confeccionada con celosías que eliminan la radiación solar directa sobre los termopaneles. Pero la clave de este edificio está en su “cuerpo”, es decir, de los pisos 4 al 15, donde se optó por protegerlo con vegetación. Se instaló un parrón vertical, el que se distanció 1,40 mts. de la superficie exterior del edificio, lo que da espacio para trabajos de limpieza de vidrios y jardinería. “Fundir arquitectura y vegetación, haciendo de ésta última un material de construcción, mantiene vigente el edificio por tiempo indefinido. Con esto se cumplía con el principal requerimiento planteado por los clientes. Por otra parte, los interiores se vuelven más atractivos y domésticos. Esto es particularmente importante si se considera que los seres humanos pasan alrededor del 70% de su tiempo en espacios interiores” explica el arquitecto Enrique Browne.

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