Fotografias tomadas por FERNANDO STANKUNS
La obra de Paulo Mendes da Rocha, se ha caracterizado por el uso del contraste, que va de los llenos a los vacíos, así como por la coherencia entre el espacio y los usuarios directos.
Además refleja una conciencia clara sobre la sociedad brasileña. Los valores contenidos en sus creaciones pueden considerarse universales. Desde sus inicios, el arquitecto trabaja con naturalezas diferentes, desde la vivienda individual hasta los edificios institucionales, pasando por el diseño industrial o inclusive la intervención urbana. Entre sus obras, sean de rehabilitación o de construcción, se reconoce el respeto por el legado, natural, cultural y arquitectónico de su contexto.
Entre sus edificios más importantes, la mayoría localizados en la ciudad de Sao Paulo, se encuentran el Club Atlético Paulistano (1957), el Pabellón brasileño para la Expo Osaka (1970), el Museo Brasileño de Escultura MUBE (1986), la tienda de muebles Forma (1987), el Museo de Arte Campinas (1989), la Casa Gerassi (1991), el centro cultural Fiesp (1996), las reformas de la Pinacoteca de Sao Paulo (1999), el Centro Cultural de FIESP (1999) y la Cobertura de la Plaza del Patriarca (2002).
En las imagenes puede observarse el gusto del arquitecto por los espacios abiertos, el cual se refleja en su obra conocida como Casa Gerassi, de 1991, que se localiza en Sao Paulo, Brasil.
Es autor de proyectos polémicos que constantemente dividen la crítica especializada, como el de Museo Brasilero de Escultura o el del pórtico localizado en la Placa del Patriarca, ambos en Sao Paulo.
La Casa Gerassi es una vivienda ubicada en la ciudad brasileña de São Paulo. Fue proyectada en 1990 por Paulo Mendes da Rocha y su construcción fue finalizada en 1991. Fue construida con bloques prefabricados de hormigón de la compañía Reago Construções y se ha convertido en un punto de visita de arquitectos que pasan por la ciudad.
La casa está inspirada en la estructura de un puente. Es una obra de compleja simplicidad: un único volumen elevado sobre una luz de 15 metros. Sus proporciones y las amplias aberturas que permiten la entrada de luz solar y aire, hacen que cuente con una muy buena iluminación natural. El propietario del inmueble es Antônio Gerassi, de quien la casa toma el nombre
domingo, 26 de diciembre de 2010
CASA ESTUDIO PATERNOSTO por VICENTE KRAUSE
VICENTE KRAUSE.Pintor, dibujante, fotógrafo y arquitecto. De 1964 a la fecha se desempeñó como titular por concurso de Cátedras de Plástica, Expresión, Comunicación Visual y Diseño en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata; y desde 1984 también de Mar del Plata. Fue Consejero Académico, representante de la Universidad ante diversos Organismos públicos, Jurado de concursos, Asesor y Miembro del C.I.A.U. Realizó numerosas muestras individuales y colectivas, en el país y en el exterior.
Nota extraida de la revista 1:100 numero 27
Autor: Oscar Fuentes
Francisco Salamone
Desde hace un tiempo bastante largo el nombre del Francisco Salamone aparece recurrentemente en mi entorno.Tal vez no por extenso sino mas bien por denso, me sentí obligado a acercarme a la obra del arquitecto, ingeniero siciliano-argentino.Tal vez no sea su obra por si misma, Art Deco-Gótica, sino por el contexto y las condiciones en que fueron construidos sus edificios, a simple vista mas próximas a Ciudad Gótica que a la llanura pampeana de la Pcia de Buenos Aires.
Un breve comentario sobre su trabajo en el curso de posgrado, un informe de televisión, google, El especial de ¨En el Camino¨ -El Arquitecto MALDITO de las Pampas¨, muy buen programa de Mario Markig. Y finalmente el cruce de rock y arquitectura en la edición de diciembre de la revista Rolling Stone, el Indio Solari posando en las ruinas del matadero de Epecuen la ciudad que fue arrasada por una inundación.
(http://www.tn.com.ar/sociedad/95492/el-arquitecto-de-las-pampas)
Lo que sigue es un texto escrito POR JUAN FORM PARA RADAR-Domingo, 2 de junio de 2002
A lo largo de 40 meses, durante la década del 30, un arquitecto de origen siciliano
sembró el sudoeste de la provincia de Buenos Aires de edificaciones tan bizarras como monumentales. Sólo construía mataderos, cementerios y palacios municipales. Para poblar la pampa de estas demenciales moles futuristas, sus grandes aliados fueron el hormigón (“la piedra líquida”) y un gobernador fascista que pretendía “dignificar la región”.
De Sicilia a Buenos Aires
Empecemos por su apellido, con esa segunda a más bien absurda a la hora de pronunciarlo (hasta la computadora trastabilla y corrige automáticamente la grafía a Salomone, cada vez que lo tipeo). Algo similar ocurre con su fecha y lugar de nacimiento: el profesor Belucci (quien inaugura el rescate de Salamone, en una nota publicada en el diario masserista Convicción en julio de 1982) lo da por nacido en Buenos Aires el 5 de junio de 1898, pero Ed Shaw corrige el dato (“esto es primicia en la escasa literatura sobre el arquitecto”, dice) ubicando el nacimiento en el pueblo Leon Forte, de Catania, un año antes exactamente (¿era Francesco, entonces?). Lo cierto es que su padre, Salvatore Salamone, llegó a la Argentina entre 1898 y 1899, a probar fortuna en el gremio de la construcción, y que contagió el oficio a sus cuatro hijos varones. El joven Francisco se recibió de maestro mayor de obras en el Otto Krause, en Buenos Aires, y luego de inscribirse en la Universidad de Córdoba se recibió en sólo dos años de arquitecto, primero, y de ingeniero civil poco después (además de técnico y proyectista, tal como rezaban sus sellos). En 1919, gana dos medallas por sus diseños en exposiciones internacionales de Milán y Barcelona (también incluía esta información en sus sellos). Sus primeras obras, en diferentes localidades cordobesas, son paralelas a su breve militancia política (es candidato a senador provincial en 1923, pero luego de perder se aleja del Partido Radical y de las arenas políticas). Si bien se inscribe en la Sociedad Central de Arquitectos porteña, se mantiene al margen de la actividad intelectual y social de sus colegas. Dato significativo, y paso a explicar por qué: en 1924, sale segundo en un concurso para el diseño de carátula de la revista de la SCA, pero no le publican el material (era tradición publicar siempre todos los trabajos premiados); poco después, en 1926, genera un escándalo en otro concurso, esta vez para la construcción de la Bolsa de Comercio de Rosario, donde el proyecto ganador es, según nuestro personaje, un calco del Banco de la República de Uruguay, donde el jurado era sugestivamente el mismo que en el concurso de la Bolsa de Rosario. Salamone acusa de fraude al jurado (integrado por la cúpula de la SCA: el presidente Coni Molina y el arquitecto Christophersen) y la SCA amenaza con echarlo de la institución. Por misteriosos motivos el asunto no pasa a mayores, pero la relación queda francamente deteriorada: desde entonces, las únicas comunicaciones entre la entidad y su asociado son una serie de reclamos por el pago de la cuota que culminarán, unos años después, en la decisión final de Salamone de quitar de su tarjeta y papelería el título de arquitecto. Pero antes de eso tiene lugar un drástico golpe de suerte que cambiará la vida del joven siciliano: se muda a Buenos Aires y aquí conoce a un caudillo nacionalista de Avellaneda devenido gobernador de la provincia por su estrecho vínculo con el golpista Uriburu: el ya mencionado Manuel Fresco.
LAPRIDA
Un golpe de suerte
Estamos en 1936, y las obras públicas (de edificios y caminos) son uno de los motores esenciales para la reactivación económica, en un país aún azotado por el crac mundial del 29. Bajo el lema “Dios, Patria y Hogar”, el gobernador Fresco (un hombre cuyas simpatías fascistas lo llevaban a saludar públicamente con el brazo en alto, además de ensalzar sin pudor al Duce), decide encarar un ambicioso plan de edificaciones en los 110 municipios de provincia, para “dignificar el perfil oficial y paisajista de la región”. Mientras el “patricio” ministro de Obras Públicas José María Bustillo adjudica a su hermano, el arquitecto Alejandro Bustillo, la magna tarea de urbanizar la playa Bristol en Mar del Plata, queda para Fresco el enorme patio trasero que era el sudoeste de la provincia, y éste elige a Salamone para “consolidar urbanísticamente” todos aquellos humildes asentamientos que, hasta los años 30, seguían siendo sucedáneos de los fortines defensivos que se habían levantado a fines del XIX para protegerse del indio, o bien habían nacido como puntos intermitentes de concentración sembrados cada cincuenta kilómetros por la avanzada del ferrocarril.
PORTAL DE ENTRADA-CEMENTERIO DE AZUL
De la noche a la mañana, Salamone se convierte en el proyectista más activo en toda la provincia (por entonces circulan dos dichos populares; uno de ellos dice: “Lo que Fresco dispone lo construye Salamone”; el otro corrige: “No se mueve un ladrillo sin que lo diga Bustillo”). Mientras Bustillo redefine “elegantemente” Mar del Plata con el estilo neoclásico que imprime al Casino, el Hotel Provincial, el Municipio y la gran Rambla con su plaza seca, piletas cubiertas y enormes vestidores en sus balnearios (una tarea que le llevó diez años enteros), a Salamone le alcanzan menos de cuarenta meses para la titánica tarea de poblar los pueblos perdidos de la pampa de edificaciones monumentales e imposibles de definir estilísticamente. A esa combinación delirante de elementos del art déco y el futurismo, del funcionalismo racionalista y el clasicismo monumentalista (aplicada a edificaciones tan simbólicas como mataderos, cementerios y palacios municipales) hay que sumarle el efecto que producen esas elefantiásicas y aluvionalmente mestizas construcciones sobreimpresas al inalterable horizonte pampeano, empequeñeciendo aún más esos pueblos de casas chatas y escasas calles. Por si todo esto fuera poco, la obra de Salamone plantea dos problemas adicionales a los estudiosos de laarquitectura: 1) que el tipo no dejó un solo escrito teórico o apunte personal fundamentando el porqué de esa decisión estilística (lo que deja a los estudiosos pedaleando en el aire, a tal punto que el investigador del Conicet Dardo Arbide puede reivindicarlo como producto puro del Cubismo Checo; el profesor Mario Sabugo opta por bautizarlo como Futurismo Populista Bonaerense, y el mencionado Belucci habla en cambio de lo anticipatorio que es Salamone del estilo iconográfico de Las Vegas y Disneylandia); y 2) el espíritu ideológico que originó el megalómano proyecto y terminó “envolviéndolo” (a falta de reflexiones del propio Salamone), atribuible al fascista Fresco.
Las moles que hablan
No es casualidad que las obras de Salamone se centraran en tres instituciones-eje en la vida de los pueblos pampeanos, como cementerios, mataderos y municipios. En el proyecto de Fresco, era imperativo que el municipio se convirtiera en el corazón urbano de cada pueblo (así como el matadero y el cementerio debían “anunciar” la entrada y la salida del centro urbano, uno en cada extremo). En cuanto a los municipios, la elección que hace Salamone del monumentalismo (en lugar de alguna variante aggiornada del cabildo con recovas o el palacete neoclásico) apunta a transmitir el paternalismo estatal con su nuevo signo de eficiencia administrativa (“la máquina de tramitar”). A tal punto el municipio debe regir simbólicamente las vidas del pueblo que el arquitecto remata la construcción con una torre que supera en altura hasta el campanario de la iglesia, a la que corona con un inmenso reloj (ya no es la evolución del sol sino el municipio el que da la hora “oficial”). En cuanto a los mataderos, debían ser símbolo orgulloso de la nueva industria, con la creciente mecanización del faenado y la imposición de mayores medidas sanitarias, desde las salas azulejadas hasta las bombas eléctricas y los laboratorios (en este caso, a falta de signos visibles exteriores fuera de los corrales, Salamone optó por convertir la fachada del matadero en verdaderas ornamentaciones simbólicas, a las que imprimió forma de enormes cuchillas verticales). En cuanto a los cementerios, tener familia enterrada consolidaba el sentido de pertenencia a ese asentamiento urbano de parte de los sobrevivientes. Para consolidar ese vínculo, Salamone opta por enfatizar casi operísticamente la frontera entre la ciudad de los muertos y la ciudad de los vivos, edificando enormes portales de acceso (con gigantescos cristos cubistas y ángeles guardianes, o monumentales inscripciones RIP en letras de granito negro que alcanzan por sí solas los quince metros, a los que hay que sumar la altura del portal que las contiene).
El gran aliado material de Salamone en esta tarea fue el hormigón (llamado por entonces “piedra líquida”), una innovación que permitía no sólo conquistar las alturas sino de elocuencia hasta entonces inimaginable. A eso le sobreimprimía revoques lisos y uniformemente blancos (el color democrático, además de económico). También se encargaba obsesivamente del diseño de los interiores, combinando siempre geométricamente pisos de granito (que venía de las canteras de las sierras pampeanas), con aberturas de hierro, metales cromados y opalinas en los artefactos lumínicos y carpinterías en nogal. Los baños eran de diseño igualmente funcional y luminoso, con azulejos de piso a techo y griferías sin molduras innecesarias (vale aclarar que, en el caso de los muebles, sus diseños no eran especialmente felices, ni en innovación ni en comodidad, como puede verse en la silla oficial del intendente de Laprida, cuyo respaldo altísimo repite los trazos de la torre que remata la sede municipal).
La tremenda ironía es que, mientras Bustillo se dedicaba a inaugurar en Buenos Aires el tedioso edificio del Banco Nación, que según sus propias declaraciones a la prensa “fijaba el punto de partida del Estilo Clásico Nacional Argentino” (sic), las demenciales moles de hormigón de Salamone se alzaron en localidades ínfimas, además de perdidas (en la mayoría de los casos su población no alcanzaba al millar de habitantes, como Salliqueló, Urdampilleta, Saldungaray, Puán, Laprida, Lobería, Cacharí, Carhué o Carlos Pellegrini), casi “a espaldas” del progreso pretendido prepotentemente por el gobernador Fresco. Aun así, hay anécdotas legendarias, como la que se cuenta en Laprida, donde el caudillo del pueblo, un tal Martínez, que había llegado a intendente, interceptó al mejor estilo cuatrero el tren que llevaba más al Sur (aparentemente a Bahía Blanca) las piezas desarmadas de lo que sería el enorme frontispicio de la necrópolis local, y a punta de pistola ordenó: “El cementerio se queda acá”.
MUNICIPALIDAD DE LAPRIDA
El sueño terminó
Con la intervención que hace Castillo a la gobernación provincial en 1940, queda interrumpido de cuajo el proyecto urbanístico de Fresco. Salamone no se queda en la calle precisamente: de hecho, sigue trabajando para el gobierno, pero en las provincias del Norte, con la empresa de pavimentación que había creado con uno de sus hermanos, y dedicado exclusivamente al trazado de caminos (misteriosamente, se abstiene de encarar toda edificación). Las nuevas autoridades lo fuerzan, poco después, a exiliarse de apuro en Montevideo, acusado de irregularidades en su relación con el gobierno provincial (aquí nuevamente discrepan los estudiosos, pero el proceso judicial no se debe a su relación con Fresco –si bien el caudillo provincial no sólo salteó siempre a la Dirección de Arquitectura a la hora de contratar a Salamone, sino que además le aplicaba un sistema “especial” de liquidación– sino por una de las licitaciones de caminos en Tucumán). Lo cierto es que, luego de casi tres años de proceso, Salamone es sobreseído y vuelve a Buenos Aires, “reivindicado su buen nombre”.
Esto incluye, al menos tácitamente, el aspecto ideológico: si bien en la inauguración oficial de las obras en Tornquist, con presencia y discurso del inefable Fresco, flamearon, según la prensa local, banderas con la svástica nazi en manos de la gran colectividad germana de la zona (cabe aclarar que estamos hablando de 1938, y que por entonces la bandera “oficial” alemana era la bandera del Reich), en ninguno de los trabajos que he leído sobre Salamone aparece la menor evidencia sobre sus simpatías políticas, fuera de su temprana filiación (y pronto desencanto) con el Partido Radical. Que quede claro: tampoco estamos hablando de un progresista precisamente. Hasta su muerte, en 1959, Salamone tuvo una tertulia vespertina en su palacete de la calle Uruguay al 1200, frecuentada por el historiador Levene, el inefable Arturo Capdevilla (a quien algunas maestras de escuela aún deben definir como escritor) y un monseñor Lafitte, entre sus miembros más conspicuos. Seguramente hay una relación directa entre esas tertulias y la empecinada abstención de nuevas construcciones monumentalistas de parte de Salamone, pero ése es otro de los misterios que rodea al personaje. Si bien después del exilio su actividad profesional se mantuvo acotada a la empresa de pavimentación (suprimiendo el título de arquitecto de sus sellos y ahora participando sólo de licitaciones de vecinos, no estatales), hay al menos dos edificios en Buenos Aires que llevan su firma, aunque el tiempo se encargó de anonimizarlos, cada uno a su manera: a uno de ellos, ubicado en la esquina de avenida Alvear y Ayacucho, le sacaron la placa con su firma cuando le blanquearon la fachada; el otro, en la calle Zufriategui, que fue sede de su empresa de pavimentación, corrió suerte similar al quedar bajo la sombra de la unión de las avenidas General Paz y Libertador cuando se construyó el puente de la Lugones.
En cuanto a sus edificaciones más conspicuas, las que pueblan fantasmalmente la provincia, todas salvo una (una fuente frente al palacio municipal de Balcarce, que el pueblo llamaba “la torta de bodas”, y que fue derrumbada por el gobierno posterior) siguen en pie. Los mataderos están en su mayoría abandonados y en algunos casos aislados por el deterioro en los caminos causado por las inundaciones, salvo el de Azul (que hoy es el hogar de perros abandonados de la ciudad), el de Pringles (convertido en simpático museo de carruajes) y el de Balcarce (que ha mutado en capilla dedicada a San Cayetano). Las sedes municipales siguen albergando a las autoridades y los cementerios siguen albergando a los muertos, roídos lentamente por el descuido y el burocrático paso del tiempo, incluso el de Laprida, que supo conseguir el caudillo Martínez a punta de pistola.
BALCARCE
Un breve comentario sobre su trabajo en el curso de posgrado, un informe de televisión, google, El especial de ¨En el Camino¨ -El Arquitecto MALDITO de las Pampas¨, muy buen programa de Mario Markig. Y finalmente el cruce de rock y arquitectura en la edición de diciembre de la revista Rolling Stone, el Indio Solari posando en las ruinas del matadero de Epecuen la ciudad que fue arrasada por una inundación.
(http://www.tn.com.ar/sociedad/95492/el-arquitecto-de-las-pampas)
Lo que sigue es un texto escrito POR JUAN FORM PARA RADAR-Domingo, 2 de junio de 2002
A lo largo de 40 meses, durante la década del 30, un arquitecto de origen siciliano
sembró el sudoeste de la provincia de Buenos Aires de edificaciones tan bizarras como monumentales. Sólo construía mataderos, cementerios y palacios municipales. Para poblar la pampa de estas demenciales moles futuristas, sus grandes aliados fueron el hormigón (“la piedra líquida”) y un gobernador fascista que pretendía “dignificar la región”.
De Sicilia a Buenos Aires
Empecemos por su apellido, con esa segunda a más bien absurda a la hora de pronunciarlo (hasta la computadora trastabilla y corrige automáticamente la grafía a Salomone, cada vez que lo tipeo). Algo similar ocurre con su fecha y lugar de nacimiento: el profesor Belucci (quien inaugura el rescate de Salamone, en una nota publicada en el diario masserista Convicción en julio de 1982) lo da por nacido en Buenos Aires el 5 de junio de 1898, pero Ed Shaw corrige el dato (“esto es primicia en la escasa literatura sobre el arquitecto”, dice) ubicando el nacimiento en el pueblo Leon Forte, de Catania, un año antes exactamente (¿era Francesco, entonces?). Lo cierto es que su padre, Salvatore Salamone, llegó a la Argentina entre 1898 y 1899, a probar fortuna en el gremio de la construcción, y que contagió el oficio a sus cuatro hijos varones. El joven Francisco se recibió de maestro mayor de obras en el Otto Krause, en Buenos Aires, y luego de inscribirse en la Universidad de Córdoba se recibió en sólo dos años de arquitecto, primero, y de ingeniero civil poco después (además de técnico y proyectista, tal como rezaban sus sellos). En 1919, gana dos medallas por sus diseños en exposiciones internacionales de Milán y Barcelona (también incluía esta información en sus sellos). Sus primeras obras, en diferentes localidades cordobesas, son paralelas a su breve militancia política (es candidato a senador provincial en 1923, pero luego de perder se aleja del Partido Radical y de las arenas políticas). Si bien se inscribe en la Sociedad Central de Arquitectos porteña, se mantiene al margen de la actividad intelectual y social de sus colegas. Dato significativo, y paso a explicar por qué: en 1924, sale segundo en un concurso para el diseño de carátula de la revista de la SCA, pero no le publican el material (era tradición publicar siempre todos los trabajos premiados); poco después, en 1926, genera un escándalo en otro concurso, esta vez para la construcción de la Bolsa de Comercio de Rosario, donde el proyecto ganador es, según nuestro personaje, un calco del Banco de la República de Uruguay, donde el jurado era sugestivamente el mismo que en el concurso de la Bolsa de Rosario. Salamone acusa de fraude al jurado (integrado por la cúpula de la SCA: el presidente Coni Molina y el arquitecto Christophersen) y la SCA amenaza con echarlo de la institución. Por misteriosos motivos el asunto no pasa a mayores, pero la relación queda francamente deteriorada: desde entonces, las únicas comunicaciones entre la entidad y su asociado son una serie de reclamos por el pago de la cuota que culminarán, unos años después, en la decisión final de Salamone de quitar de su tarjeta y papelería el título de arquitecto. Pero antes de eso tiene lugar un drástico golpe de suerte que cambiará la vida del joven siciliano: se muda a Buenos Aires y aquí conoce a un caudillo nacionalista de Avellaneda devenido gobernador de la provincia por su estrecho vínculo con el golpista Uriburu: el ya mencionado Manuel Fresco.
LAPRIDA
Un golpe de suerte
Estamos en 1936, y las obras públicas (de edificios y caminos) son uno de los motores esenciales para la reactivación económica, en un país aún azotado por el crac mundial del 29. Bajo el lema “Dios, Patria y Hogar”, el gobernador Fresco (un hombre cuyas simpatías fascistas lo llevaban a saludar públicamente con el brazo en alto, además de ensalzar sin pudor al Duce), decide encarar un ambicioso plan de edificaciones en los 110 municipios de provincia, para “dignificar el perfil oficial y paisajista de la región”. Mientras el “patricio” ministro de Obras Públicas José María Bustillo adjudica a su hermano, el arquitecto Alejandro Bustillo, la magna tarea de urbanizar la playa Bristol en Mar del Plata, queda para Fresco el enorme patio trasero que era el sudoeste de la provincia, y éste elige a Salamone para “consolidar urbanísticamente” todos aquellos humildes asentamientos que, hasta los años 30, seguían siendo sucedáneos de los fortines defensivos que se habían levantado a fines del XIX para protegerse del indio, o bien habían nacido como puntos intermitentes de concentración sembrados cada cincuenta kilómetros por la avanzada del ferrocarril.
PORTAL DE ENTRADA-CEMENTERIO DE AZUL
De la noche a la mañana, Salamone se convierte en el proyectista más activo en toda la provincia (por entonces circulan dos dichos populares; uno de ellos dice: “Lo que Fresco dispone lo construye Salamone”; el otro corrige: “No se mueve un ladrillo sin que lo diga Bustillo”). Mientras Bustillo redefine “elegantemente” Mar del Plata con el estilo neoclásico que imprime al Casino, el Hotel Provincial, el Municipio y la gran Rambla con su plaza seca, piletas cubiertas y enormes vestidores en sus balnearios (una tarea que le llevó diez años enteros), a Salamone le alcanzan menos de cuarenta meses para la titánica tarea de poblar los pueblos perdidos de la pampa de edificaciones monumentales e imposibles de definir estilísticamente. A esa combinación delirante de elementos del art déco y el futurismo, del funcionalismo racionalista y el clasicismo monumentalista (aplicada a edificaciones tan simbólicas como mataderos, cementerios y palacios municipales) hay que sumarle el efecto que producen esas elefantiásicas y aluvionalmente mestizas construcciones sobreimpresas al inalterable horizonte pampeano, empequeñeciendo aún más esos pueblos de casas chatas y escasas calles. Por si todo esto fuera poco, la obra de Salamone plantea dos problemas adicionales a los estudiosos de laarquitectura: 1) que el tipo no dejó un solo escrito teórico o apunte personal fundamentando el porqué de esa decisión estilística (lo que deja a los estudiosos pedaleando en el aire, a tal punto que el investigador del Conicet Dardo Arbide puede reivindicarlo como producto puro del Cubismo Checo; el profesor Mario Sabugo opta por bautizarlo como Futurismo Populista Bonaerense, y el mencionado Belucci habla en cambio de lo anticipatorio que es Salamone del estilo iconográfico de Las Vegas y Disneylandia); y 2) el espíritu ideológico que originó el megalómano proyecto y terminó “envolviéndolo” (a falta de reflexiones del propio Salamone), atribuible al fascista Fresco.
Las moles que hablan
No es casualidad que las obras de Salamone se centraran en tres instituciones-eje en la vida de los pueblos pampeanos, como cementerios, mataderos y municipios. En el proyecto de Fresco, era imperativo que el municipio se convirtiera en el corazón urbano de cada pueblo (así como el matadero y el cementerio debían “anunciar” la entrada y la salida del centro urbano, uno en cada extremo). En cuanto a los municipios, la elección que hace Salamone del monumentalismo (en lugar de alguna variante aggiornada del cabildo con recovas o el palacete neoclásico) apunta a transmitir el paternalismo estatal con su nuevo signo de eficiencia administrativa (“la máquina de tramitar”). A tal punto el municipio debe regir simbólicamente las vidas del pueblo que el arquitecto remata la construcción con una torre que supera en altura hasta el campanario de la iglesia, a la que corona con un inmenso reloj (ya no es la evolución del sol sino el municipio el que da la hora “oficial”). En cuanto a los mataderos, debían ser símbolo orgulloso de la nueva industria, con la creciente mecanización del faenado y la imposición de mayores medidas sanitarias, desde las salas azulejadas hasta las bombas eléctricas y los laboratorios (en este caso, a falta de signos visibles exteriores fuera de los corrales, Salamone optó por convertir la fachada del matadero en verdaderas ornamentaciones simbólicas, a las que imprimió forma de enormes cuchillas verticales). En cuanto a los cementerios, tener familia enterrada consolidaba el sentido de pertenencia a ese asentamiento urbano de parte de los sobrevivientes. Para consolidar ese vínculo, Salamone opta por enfatizar casi operísticamente la frontera entre la ciudad de los muertos y la ciudad de los vivos, edificando enormes portales de acceso (con gigantescos cristos cubistas y ángeles guardianes, o monumentales inscripciones RIP en letras de granito negro que alcanzan por sí solas los quince metros, a los que hay que sumar la altura del portal que las contiene).
El gran aliado material de Salamone en esta tarea fue el hormigón (llamado por entonces “piedra líquida”), una innovación que permitía no sólo conquistar las alturas sino de elocuencia hasta entonces inimaginable. A eso le sobreimprimía revoques lisos y uniformemente blancos (el color democrático, además de económico). También se encargaba obsesivamente del diseño de los interiores, combinando siempre geométricamente pisos de granito (que venía de las canteras de las sierras pampeanas), con aberturas de hierro, metales cromados y opalinas en los artefactos lumínicos y carpinterías en nogal. Los baños eran de diseño igualmente funcional y luminoso, con azulejos de piso a techo y griferías sin molduras innecesarias (vale aclarar que, en el caso de los muebles, sus diseños no eran especialmente felices, ni en innovación ni en comodidad, como puede verse en la silla oficial del intendente de Laprida, cuyo respaldo altísimo repite los trazos de la torre que remata la sede municipal).
La tremenda ironía es que, mientras Bustillo se dedicaba a inaugurar en Buenos Aires el tedioso edificio del Banco Nación, que según sus propias declaraciones a la prensa “fijaba el punto de partida del Estilo Clásico Nacional Argentino” (sic), las demenciales moles de hormigón de Salamone se alzaron en localidades ínfimas, además de perdidas (en la mayoría de los casos su población no alcanzaba al millar de habitantes, como Salliqueló, Urdampilleta, Saldungaray, Puán, Laprida, Lobería, Cacharí, Carhué o Carlos Pellegrini), casi “a espaldas” del progreso pretendido prepotentemente por el gobernador Fresco. Aun así, hay anécdotas legendarias, como la que se cuenta en Laprida, donde el caudillo del pueblo, un tal Martínez, que había llegado a intendente, interceptó al mejor estilo cuatrero el tren que llevaba más al Sur (aparentemente a Bahía Blanca) las piezas desarmadas de lo que sería el enorme frontispicio de la necrópolis local, y a punta de pistola ordenó: “El cementerio se queda acá”.
MUNICIPALIDAD DE LAPRIDA
El sueño terminó
Con la intervención que hace Castillo a la gobernación provincial en 1940, queda interrumpido de cuajo el proyecto urbanístico de Fresco. Salamone no se queda en la calle precisamente: de hecho, sigue trabajando para el gobierno, pero en las provincias del Norte, con la empresa de pavimentación que había creado con uno de sus hermanos, y dedicado exclusivamente al trazado de caminos (misteriosamente, se abstiene de encarar toda edificación). Las nuevas autoridades lo fuerzan, poco después, a exiliarse de apuro en Montevideo, acusado de irregularidades en su relación con el gobierno provincial (aquí nuevamente discrepan los estudiosos, pero el proceso judicial no se debe a su relación con Fresco –si bien el caudillo provincial no sólo salteó siempre a la Dirección de Arquitectura a la hora de contratar a Salamone, sino que además le aplicaba un sistema “especial” de liquidación– sino por una de las licitaciones de caminos en Tucumán). Lo cierto es que, luego de casi tres años de proceso, Salamone es sobreseído y vuelve a Buenos Aires, “reivindicado su buen nombre”.
Esto incluye, al menos tácitamente, el aspecto ideológico: si bien en la inauguración oficial de las obras en Tornquist, con presencia y discurso del inefable Fresco, flamearon, según la prensa local, banderas con la svástica nazi en manos de la gran colectividad germana de la zona (cabe aclarar que estamos hablando de 1938, y que por entonces la bandera “oficial” alemana era la bandera del Reich), en ninguno de los trabajos que he leído sobre Salamone aparece la menor evidencia sobre sus simpatías políticas, fuera de su temprana filiación (y pronto desencanto) con el Partido Radical. Que quede claro: tampoco estamos hablando de un progresista precisamente. Hasta su muerte, en 1959, Salamone tuvo una tertulia vespertina en su palacete de la calle Uruguay al 1200, frecuentada por el historiador Levene, el inefable Arturo Capdevilla (a quien algunas maestras de escuela aún deben definir como escritor) y un monseñor Lafitte, entre sus miembros más conspicuos. Seguramente hay una relación directa entre esas tertulias y la empecinada abstención de nuevas construcciones monumentalistas de parte de Salamone, pero ése es otro de los misterios que rodea al personaje. Si bien después del exilio su actividad profesional se mantuvo acotada a la empresa de pavimentación (suprimiendo el título de arquitecto de sus sellos y ahora participando sólo de licitaciones de vecinos, no estatales), hay al menos dos edificios en Buenos Aires que llevan su firma, aunque el tiempo se encargó de anonimizarlos, cada uno a su manera: a uno de ellos, ubicado en la esquina de avenida Alvear y Ayacucho, le sacaron la placa con su firma cuando le blanquearon la fachada; el otro, en la calle Zufriategui, que fue sede de su empresa de pavimentación, corrió suerte similar al quedar bajo la sombra de la unión de las avenidas General Paz y Libertador cuando se construyó el puente de la Lugones.
En cuanto a sus edificaciones más conspicuas, las que pueblan fantasmalmente la provincia, todas salvo una (una fuente frente al palacio municipal de Balcarce, que el pueblo llamaba “la torta de bodas”, y que fue derrumbada por el gobierno posterior) siguen en pie. Los mataderos están en su mayoría abandonados y en algunos casos aislados por el deterioro en los caminos causado por las inundaciones, salvo el de Azul (que hoy es el hogar de perros abandonados de la ciudad), el de Pringles (convertido en simpático museo de carruajes) y el de Balcarce (que ha mutado en capilla dedicada a San Cayetano). Las sedes municipales siguen albergando a las autoridades y los cementerios siguen albergando a los muertos, roídos lentamente por el descuido y el burocrático paso del tiempo, incluso el de Laprida, que supo conseguir el caudillo Martínez a punta de pistola.
BALCARCE
jueves, 23 de diciembre de 2010
PRESENTES DE NAVIDAD-TECTONICAS VARIAS-25 HORMIGON
Estos últimos años han visto acrecentar el interés por distintos tipos y variedades de hormigón: reciclado, ligero, autocompactante, reforzado con fibras metálicas o plásticas, etc. así como la incorporación de diferentes aditivos que optimizan sus características para aplicaciones específicas. También se ha desarrollado notablemente la oferta de productos que permiten dar al hormigón distintas texturas y acabados superficiales, enriqueciendo así las posibilidades estéticas de este material. En cuanto al proceso constructivo y estructural hemos seleccionado los sistemas prefabricados más innovadores que se ofrecen en la actualidad, así como sistemas integrales, que incorporan instalaciones, acabados y/o aislamientos.
secciones
* hormigones y aditivos
* acabados superficiales
* encofrados
* armaduras y anclajes
* sistemas estructurales
* forjados
* cubiertas
* fachadas
* instalaciones
* impermeabilizantes
* pavimentos
* elementos urbanos
sumario:
Presentación: Nuevas alas para el hormigón
Prólogo: El hormigón y Aristóteles
Jesús Aparicio Guisado
ENFOQUES
Citius, altius, fortius. Una versión actualizada sobre el uso del hormigón en la edificación
José Jurado Egea
PROYECTOS
Crematorio de Kakamigahara, Japón
Toyo Ito & Associates
Casa del horizonte en Salamanca
Jesús Aparicio Guisado
Sede judicial en Antequera, Málaga
Ignacio Laguillo y Harald Schönegger
Casa NM en el pantano de San Juan
Diego García-Setién y Silvia Sánchez
GUIA
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
Índice de empresas
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secciones
* hormigones y aditivos
* acabados superficiales
* encofrados
* armaduras y anclajes
* sistemas estructurales
* forjados
* cubiertas
* fachadas
* instalaciones
* impermeabilizantes
* pavimentos
* elementos urbanos
sumario:
Presentación: Nuevas alas para el hormigón
Prólogo: El hormigón y Aristóteles
Jesús Aparicio Guisado
ENFOQUES
Citius, altius, fortius. Una versión actualizada sobre el uso del hormigón en la edificación
José Jurado Egea
PROYECTOS
Crematorio de Kakamigahara, Japón
Toyo Ito & Associates
Casa del horizonte en Salamanca
Jesús Aparicio Guisado
Sede judicial en Antequera, Málaga
Ignacio Laguillo y Harald Schönegger
Casa NM en el pantano de San Juan
Diego García-Setién y Silvia Sánchez
GUIA
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
Índice de empresas
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TECTONICA 24
El presente dossier de productos de iluminación artificial está compuesto fundamentalmente por luminarias, clasificadas de acuerdo al sistema óptico que las caracteriza y al tipo de aplicación para la que han sido diseñadas. Esta amplia selección de luminarias se completa con apartados dedicados a sistemas de luz dinámica, control de la iluminación y mantenimiento.
Han quedado fuera del dossier la información de producto referente a fuentes de luz; no obstante, el índice de productos incluye los datos de contacto de los fabricantes más importantes de lámparas –Philips, Osram, Sylvania y General Electric– para facilitar las consultas sobre este apartado específico.
sumario :
Presentación: Algo de luz
Prólogo: Luz y tiempo
Luis M. Mansilla + Emilio Tuñón
enfoques
Iluminación. Conceptos generales
Norbert Lechner
Iluminación artificial
Norbert Lechner
proyectos
Conservatorio de Música en Sarriko
Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo
Museo Tomihiro en Azuma, Japón
aat + Makoto Yokomizo, Architects Inc.
Escuela Secundaria de Formación Profesional en Baden, Suiza
Burkard, Meyer BSA
guía
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
Índice de empresas
DESCARGA TECTONICA 24
Han quedado fuera del dossier la información de producto referente a fuentes de luz; no obstante, el índice de productos incluye los datos de contacto de los fabricantes más importantes de lámparas –Philips, Osram, Sylvania y General Electric– para facilitar las consultas sobre este apartado específico.
sumario :
Presentación: Algo de luz
Prólogo: Luz y tiempo
Luis M. Mansilla + Emilio Tuñón
enfoques
Iluminación. Conceptos generales
Norbert Lechner
Iluminación artificial
Norbert Lechner
proyectos
Conservatorio de Música en Sarriko
Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo
Museo Tomihiro en Azuma, Japón
aat + Makoto Yokomizo, Architects Inc.
Escuela Secundaria de Formación Profesional en Baden, Suiza
Burkard, Meyer BSA
guía
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
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TECTONICA 23-CONSTRUCCION
El anuario de construcción de la revista presenta los nuevos desarrollos del último año, atendiendo de este modo el interés creciente de nuestros lectores por actualizarse de modo continuado. Este número quiere ser el inventario de los productos más interesantes aparecidos recientemente en el mercado europeo de la construcción, y cuyo conocimiento consideramos de gran utilidad para los profesionales de la arquitectura. La selección ha sido realizada por el equipo de redacción de Tectónica desde el análisis objetivo y minucioso de la documentación recopilada.
sumario :
Presentación: Un encuentro necesario
Prólogo: En contacto con la tierra
Manuel Aires Mateus con Valentino Capelo de Sousa
ENFOQUES
El encuentro con el terreno
Carlos Quintáns Eiras
PROYECTOS
Casa en La Florida, Madrid
Lucía Cano y José Selgas
Casa en la sierra de Cáceres
Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campos
Casa hacia el Cantábrico
Nolaster
Casa frente a Sierra Nevada
Juan Domingo Santos
GUÍA
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
índice de empresas
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sumario :
Presentación: Un encuentro necesario
Prólogo: En contacto con la tierra
Manuel Aires Mateus con Valentino Capelo de Sousa
ENFOQUES
El encuentro con el terreno
Carlos Quintáns Eiras
PROYECTOS
Casa en La Florida, Madrid
Lucía Cano y José Selgas
Casa en la sierra de Cáceres
Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campos
Casa hacia el Cantábrico
Nolaster
Casa frente a Sierra Nevada
Juan Domingo Santos
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Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
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TECTONICA 22-ALUMNIO
Excepto en el campo estructural, donde su uso todavía es escaso, experimental o limitado a construcciones ligeras o temporales, el aluminio tiene características que lo hacen aplicable en casi todos los ámbitos de la construcción. La alta conductividad térmica y eléctrica del material lo hace apto para componentes eléctricos, su resistencia a la corrosión lo capacita para su uso en exteriores, y su ligereza posibilita grandes formatos y fácil manejo en obra. Pero es la altísima maleabilidad del aluminio lo que le da su máxima expresión y utilidad. Esta característica permite la realización con precisión de perfiles de gran complejidad formal, por lo que es en el campo de las carpinterías y los muros cortinas donde adquiere su máxima utilidad.
sumario:
Presentación: Conocer el aluminio
Prólogo: Construir, inventar
Javier García-Solera
ENFOQUES
El aluminio en la construcción
José Benito Rodríguez Cheda
PROYECTOS
Edificio de servicios sanitarios en Barcelona
Lluís Clotet e Ignacio Paricio
Casa de aluminio en Tokio
Toyo Ito
Espacio escénico en Níjar
Morales+Giles+Mariscal
Rehabilitación de una nave industrial en Vigo
Alfonso Penela
GUÍA
Dossier de productos
Jorge Cuní y Mónica Miranda
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sumario:
Presentación: Conocer el aluminio
Prólogo: Construir, inventar
Javier García-Solera
ENFOQUES
El aluminio en la construcción
José Benito Rodríguez Cheda
PROYECTOS
Edificio de servicios sanitarios en Barcelona
Lluís Clotet e Ignacio Paricio
Casa de aluminio en Tokio
Toyo Ito
Espacio escénico en Níjar
Morales+Giles+Mariscal
Rehabilitación de una nave industrial en Vigo
Alfonso Penela
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martes, 14 de diciembre de 2010
Horacio Baliero-Cementerio Israelita en Mar del Plata.PT1
CEMENTERIO ISRAELITA,1963
Localidad: Mar del Plata. Cacique Chuyantuya entre Av. Antártica Argentina y Calle 10 de Febrero
Uso: CULTO
Arquitecto: Horacio Baliero/Camen Cordova
Dirección de Obra: Horacio Baliero/Camen Cordova
Constructor: Nicolás Dazeo
Materiales: Ladrillo comun.Revoque Salpicado en muros y cielorrasosConsideraciones Históricas
Fundada espontáneamente en 1874 como un pueblo de pescadores Mar del Plata, es tomada a principio del Siglo XX como la ciudad de vacaciones para la alta burguesía Argentina. La política gremial del gobierno Peronista, la apertura de la Ruta 2, el ferrocarril y la Ley de Propiedad Horizontal transforman a la ciudad en receptora de grandes masas turísticas, transformándola de manera esquizoide. La ciudad crece por la especulación sobre la base de una sociedad de consumo que la requiere como producto.
El caos urbano, obliga en 1954 a comenzar con la elaboración de un Plan Regulador. En 1957 se llama a concurso para elaborar las bases de dicho Plan Regulador, el equipo ganador incluía entre otros a Testa.En 1959 se pone en vigencia el Código de zonificacion Preliminar.
En 1961 Horacio Baliero y Carmen Cordova resultan ganadores del concurso para la realización del Cementerio Parque en las afueras de Mar del Plata
CEMENTERIO ISRAELITA
El edificio para el culto de 250 metros cuadrados, esta formado por tres muros curvos que nunca se tocan, como las curvas son invertidas se genera un el espacio interior destinado al templo, donde estos muros se sitúan casi paralelos se colocan las únicas carpinterías que contienen las puertas pivotantes. Los espacios interiores para el lavado de los cuerpos, sanitarios y otros usos se generan donde el tercer muro tiende a juntarse con algunos de los otros. Sobre uno de los muros una cubierta plana que se eleva generando la apertura principal en cubierta. El templo originalmente no tenia ventanas ni puertas.¨…Esa Obra pequeña no podría resistir ventanas y puertas convencionales sin convertirse en un chalet…´ El edificio solo se abre por arriba, claraboyas y tragaluces dejan entrar los rayos del sol, que se refleja en el revoque blanco y sobre las superficies curvas generando una atmósfera diáfana que ilumina el austero espacio interior. Entre las curvas sin la presencia de ventanas, se genera un espacio de contención donde la salida se deslumbra al final del recorrido.La carpintería como plano.
¨Muchas veces me han preguntado porque he usado o uso curvas y siempre he contestado: porque no usarlas?
En mi surgen naturalmente, a veces por razones puramente plásticas, pero siempre ajustadas a un estricto mecanismo funcional y constructivo y una correcta adecuación al uso que se les vaya a dar, y si esto ultimo no es así, es evidente que da lo mismo equivocarse tanto con curvas como con rectas.
Sencillamente siento, muchas veces frente a un determinado paisaje, que una curva queda bien allí, y no me pregunten el porque.¨
Horacio Baliero-Cementerio Israelita en Mar del Plata
Concebido como un espacio apto para realizar un recorrido continuo, esta intención de continuidad Baliero la trabaja en la concepción misma del templo, tanto en planta como en corte.
En el acceso una plataforma contribuye a exaltar las particularidades del templo ,con bancos como limite y lugar de reflexión.
¨ Alos dos nos gustaban las imágenes netas y los detalles y soluciones simples.cuando veíamos q los detalles aumentaban y se complicaban sospechábamos q estábamos errando Ernesto katzenstein-socio
La capilla del Cementerio Israelita es de un carácter escultórico notable, de simple construcción, fácil de materializar con la mano de obra existente en el lugar.No es mas que ladrillo común, revoque grueso y un revoque salpicado blanco. Una obra que se adapta su complejidad al contexto y a la época.
Creo en la serenidad, refiriéndose a la arquitectura, yo no soy nada sereno. Esta noción puede dar a las obras un tono de sobriedad más que de parquedad, porque la experiencia acumulada con los años, debe hacer descartar las cosas inútiles y dejar aquellas que verdaderamente se consideran esenciales.
Al utilizar pocos elementos, estos cobran potencia por si mismos, y lo que aquí interesa es que, cuando se hace algo aunque los elementos sean escasos, se hace con todo lo que se tiene.
Para entender estas obras es necesario reconocer los problemas a los que el arquitecto se planteo dar respuesta a lo largo de su vida y que el mismo explico en una Charla en la Universidad John F. Kennedy:
¨la necesidad de integración con el lugar, es decir que los lugares sean datos…datos como el clima, el frió, el calor, la lluvia. En realidad siempre me he manejado con eso, nunca para mi fue un obstáculo tener condicionantes, mas aun prefiero tener condicionantes¨.
¨trabajar con lo menos, cuanto menos materiales mejor…en términos generales, siempre hay un solo tipo de material básico, en obras muy diferentes, en obras de mampostería ,ladrillos, revoques…No tengo prejuicios sobre que material usar¨.
¨…no parto nunca de una idea previa formal, no creo que una casa pueda pensarse como una pirámide, una esfera…me parece mas importante que una obra se desarrolle, en base a lo hablado, hay que hablar muchísimo con la gente….para descubrir que lo que esta diciendo…el desarrollo de eso da la forma que sea…en términos estético, jamás en términos decorativos ni jamás en términos escenografitos…creo en una estética de lo necesario…¨
En el acceso una plataforma contribuye a exaltar las particularidades del templo ,con bancos como limite y lugar de reflexión.
¨ Alos dos nos gustaban las imágenes netas y los detalles y soluciones simples.cuando veíamos q los detalles aumentaban y se complicaban sospechábamos q estábamos errando Ernesto katzenstein-socio
La capilla del Cementerio Israelita es de un carácter escultórico notable, de simple construcción, fácil de materializar con la mano de obra existente en el lugar.No es mas que ladrillo común, revoque grueso y un revoque salpicado blanco. Una obra que se adapta su complejidad al contexto y a la época.
Creo en la serenidad, refiriéndose a la arquitectura, yo no soy nada sereno. Esta noción puede dar a las obras un tono de sobriedad más que de parquedad, porque la experiencia acumulada con los años, debe hacer descartar las cosas inútiles y dejar aquellas que verdaderamente se consideran esenciales.
Al utilizar pocos elementos, estos cobran potencia por si mismos, y lo que aquí interesa es que, cuando se hace algo aunque los elementos sean escasos, se hace con todo lo que se tiene.
Para entender estas obras es necesario reconocer los problemas a los que el arquitecto se planteo dar respuesta a lo largo de su vida y que el mismo explico en una Charla en la Universidad John F. Kennedy:
¨la necesidad de integración con el lugar, es decir que los lugares sean datos…datos como el clima, el frió, el calor, la lluvia. En realidad siempre me he manejado con eso, nunca para mi fue un obstáculo tener condicionantes, mas aun prefiero tener condicionantes¨.
¨trabajar con lo menos, cuanto menos materiales mejor…en términos generales, siempre hay un solo tipo de material básico, en obras muy diferentes, en obras de mampostería ,ladrillos, revoques…No tengo prejuicios sobre que material usar¨.
¨…no parto nunca de una idea previa formal, no creo que una casa pueda pensarse como una pirámide, una esfera…me parece mas importante que una obra se desarrolle, en base a lo hablado, hay que hablar muchísimo con la gente….para descubrir que lo que esta diciendo…el desarrollo de eso da la forma que sea…en términos estético, jamás en términos decorativos ni jamás en términos escenografitos…creo en una estética de lo necesario…¨
lunes, 29 de noviembre de 2010
domingo, 21 de noviembre de 2010
Ser y parecer
Siempre el esfuerzo por parecer es en vano.Energia , materiales desperdiciados en aparentar.Absurdo
Teatro Popular de Niteroi -OSCAR NIEMEYER
La elección de una platea enorme, que puede abrirse hacia la plaza y acoger a miles de personas, quiere ser precisamente un homenaje al pueblo y a la tradición de música y espectáculo de Brasil. La audacia de su composición, los grandes espacios, las líneas onduladas y los colores claros hacen de esta obra una especie de escultura, confirmando lo que ha sido dicho de Niemeyer: un escultor monumental.
Parador en la RUTA 11-Vista distancia 100 mts y aproximando la camara
Teatro Popular de Niteroi -OSCAR NIEMEYER
La elección de una platea enorme, que puede abrirse hacia la plaza y acoger a miles de personas, quiere ser precisamente un homenaje al pueblo y a la tradición de música y espectáculo de Brasil. La audacia de su composición, los grandes espacios, las líneas onduladas y los colores claros hacen de esta obra una especie de escultura, confirmando lo que ha sido dicho de Niemeyer: un escultor monumental.
Parador en la RUTA 11-Vista distancia 100 mts y aproximando la camara
Alejandero Aravena
Congreso +x--PAMPLONA
ARQUITECTURA Y COBIJO
Pequeños cortes del debate "Arquitectura y cobijo" que tuvo lugar durante el Congreso Arquitectura Más por Menos (Pamplona 9 -11 de junio 2010).
ARQUITECTURA Y COBIJO
Pequeños cortes del debate "Arquitectura y cobijo" que tuvo lugar durante el Congreso Arquitectura Más por Menos (Pamplona 9 -11 de junio 2010).
sábado, 13 de noviembre de 2010
DESIGN CONCRETE COMPETITION
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